La colaboración con el curso de decoración cerámica de la EASDJ abrió la pista necesaria para continuar con la creación de las zambombas climáticas. Los estudiantes crearon más de 50 pruebas de esmaltes bajo la supervisión de los profesores Luis Torres y Enrique Carrillo. Una muestra extensa de acabados y tonalidades creadas con diferentes formulaciones de albarizas, cenizas y óxidos de metales en proporciones diversas.


La culminación de este catálogo de esmaltes sobre el paisaje de Jerez determinaría la posterior selección de las fórmulas a utilizar en las zambombas climáticas. Este curso de investigación experimental, además de acercar al alumnado al paisaje circundante, ayudó a tomar varias decisiones:
En primer lugar aprendimos que las cenizas funden a 1260ºC por lo que el material de conformación debería soportar la cocción a alta temperatura. Esto llevó a descartar la albariza como material de conformación, aunque sin embargo sí podría utilizarse como recubrimiento para obtener nuevos esmaltes debido a su alto contenido en carbonato cálcico, principal componente de los fósiles marinos que habitaron el antiguo mar de Jerez.
De este modo guiados por los profesores, acudimos a Gresierra, un alfarero de Chiclana que trabaja cerámica a alta temperatura. José Manuel Sierra había trabajado en el pasado con cenizas de sarmiento y aceptó con entusiasmo el reto propuesto.

El objetivo era obtener una serie de piezas que invocaran el paisaje de Jerez desde su nacimiento hace 15 millones de años. Inspirados por el diagrama del IPCC que representa el incremento de las temperaturas a lo largo de la historia, hicimos una adaptación para dar forma a la cerámica con unas terrajas.
Divido en tres periodos geológicos, el objetivo era representar con esmaltes los materiales que compusieron los paisajes originarios de la campiña de Jerez: la albariza, vinculada al Mioceno; la vid de la época del Holoceno y diferentes metales como el hierro o el litio relacionados con el Antropoceno.
Dos piezas simbolizan este último periodo desde el 1850, proponiendo dos escenarios de futuro diferentes hasta el 2300.
El primer escenario representa la predicción a la que apunta el IPCC con un incremento de la temperatura de hasta +8'5ºC en 2300. Un este escenario donde continúa la quema de combustibles fósiles indiscriminada. Es una campana que se abre y está esmaltada con óxidos de hierro.
El segundo escenario de futuro se acerca más al convenio de Paris, en el que el horizonte es no subir más de 2'5ºC la temperatura global del planeta para 2300. Una pieza esmaltada en albariza, cenizas de sarmientos y litio y cuyo contorno representa un freno en el incremento de las temperaturas con propuestas como SONE donde el calor urbano se mitiga con soluciones basadas en la naturaleza como la plantación de emparrados que generan sombra bajando hasta 10ºC la temperatura en el espacio público.
_l5SnH4d.jpeg)